Condensación Semántica y Otros Dispositivos Tecno–acústicos
Moad Musbahi
En sus primeros siglos, la escritura árabe no tenía puntos, signos o inflexiones gráficas para diferenciar la secuencia de movimientos musculares que debe realizar la boca. Esta ausencia de notación tuvo como resultado que ciertas letras fueran indistinguibles unas de otras. Un símbolo, por ejemplo, tenía hasta cinco posibilidades alfabéticas. La forma cursiva se redujo aún más de su doble fonético porque la escritura no incluía las marcas diacríticas o puntos vocales y, por lo tanto, negaba la autonomía del significado semántico de la palabra escrita. Si bien hubo una indeterminación casi total de la anunciación, esta lógica fue producto del privilegio fonético y sonoro, una práctica lingüística en la que el tiempo y la melodía se apoderaron de la dimensión semiótica de la comunicación, donde la perturbación momentánea de la respiración devenía en un elemento absoluto y necesario. Se convirtió en un accesorio cuya lógica estaba en el lazo parasitario de la palabra con su anfitrión corporal. Uno no podía saber las cosas sin escucharlas, sin estar en su presencia sonora. Esta contracción de signos abstractos fue un mecanismo táctico y sofisticado para unir el conocimiento con sus encarnaciones corporales, situación que generó la condición de una audición en vivo, donde la causa crea el efecto de que las oraciones se dan en tiempo real. El proceso tiene múltiples facetas y se ejecuta de forma variable. El momento de la entrega es extemporáneo. A lo sumo, un texto se utiliza como un aviso, una ayuda mnemotécnica en lugar de un objeto en sí mismo. [1]
[1] Este tipo de ayuda textual tiene similitud con lo que los griegos antiguos definian como ‘hypomnema’, c.f. Michel Foucault, ‘The Hermeneutics of the Subject, Lectures at the College de France 1981-1982’ (Palgrave Macmillan, 2005) pp.500-501
Una expresión o gesto deíctico depende de su contexto y audiencia. Con un significado semántico fijo, su significado denotado varía dependiendo de su constelación de asociaciones. Esencialmente, la dimensión performativa de la entrega de la khutba produjo una posibilidad de aumento a través de la situación material y el montaje dentro de una secuencia de eventos. Esa potencia se extiende más allá de su traducción a una forma estática y congelada. A partir de esto, se desarrolló un conjunto de técnicas y tecnologías que se aplicaron y adhirieron de manera diferente a lo largo de esta vasta y ruidosa historia.
compresión
La necesidad de transportar y transmitir conocimientos provocó la migración masiva de una clase de oradores itinerantes y la circulación de antologías de apuntes de conferencias como recordatorios escritos. En estos medios, se utilizaron sofisticados procesos de compresión de datos.
[2] Ibn Abd-Rabbihi, al-Iqd al-Farid, 1:59
Hay una brevedad conceptual en la que se enuncia el término "condensación semántica" [talkhis al-ma’ni], una indicación de una formulación mucho más elaborada y compleja para la re-audición y la promulgación futura de la khutba. He traducido la palabra talkhis como "condensación" en lugar del comúnmente aceptado "resumen" para discutir el doble significado que surge en la ruptura lingüística. La densificación del significado a través de la transferencia lacónica también hace referencia a la condensación como un cambio de estado, de aliento gaseoso a líquido, sobre la superficie fría de su recepción, convirtiendo esta materialización en algo portátil y visible.
velocidad
Los poetas y oradores hábiles emplean tácticas rítmicas al acentuar la comunicación con un conjunto de recursos lingüísticos. Abu Dawud enlista otros atributos en el pasaje anterior, incluida la quietud de la compostura y la ausencia de gestos corporales. [3]
Se entiende que son las palabras, no el hablante, las que actúan, ya que el hablante debe permanecer inmóvil e inanimado. Algunas formas sintácticas viajan más lejos que otras, reforzando sus significados con un conjunto de atributos estructurales a través del bucle y el remuestreo de vibraciones sonoras cuando golpean el tímpano. Esto funciona mediante el empleo de una técnica conocida como asonancia vocálica que repite rítmicamente las vocales a lo largo de una cadena de palabras. También lleva una sintaxis idéntica de una oración a otra, utilizando lo que se conoce como paralelismo sintáctico, una denominación que elabora una coreografía entre el signo, su significado y el medio vibratorio del espacio que los conecta.
[3] Esta interpretación de palabras tiene un paralelo contemporáneo interesante en las obras de Kamau Braithwaite y Nathaniel Mackey, a las que se hace referencia, entre otros lugares, como en el ensayo de este último "Sight-Specific, Sound-Specific".
[4] También es similar a la paronomasia, aunque sin su significado añadido de producir un efecto humorístico, aunque va más allá de la polisemia en la que se produce un efecto en la suma de los significados divergentes, y de la acumulación de cada uno de ellos de forma autónoma.
[5] Este fue el tema de otra obra: https://www.youtube.com/watch?v=LTWCLgQzurM
cifrado
Un cifrado semiótico surge para encontrar su forma más eficaz en la práctica de la polisemia. [4] Aquí, una sola palabra tiene una multiplicidad de significados. Una palabra puede referirse a un acto, un lugar, un individuo, la providencia divina o algo diferente en otro contexto, todo a la vez. La fusión de este dispositivo a nivel sintáctico de la oración da como resultado la intertextualidad, en la que frases que emanaron en otros lugares apuntan a sus orígenes sin declararlos explícitamente. [5] Como la intertextualidad se basa en hacer referencia a un discurso conocido previo dentro de un contexto, exige cierta conciencia de la audiencia. Este conocimiento requerido sincroniza y une a la comunidad con la frecuencia de sus oraciones a través de su interacción verbal. Crea una comunidad que se rehace continuamente en su conjunto de referencias compartidas, convirtiendo a la khutba en un vehículo de comunicación, un acto de postproducción de muestreo sónico para una audiencia instruida.
Sin ser sometido repetidamente a esta actuación, y sin ser versado en este arte, para el extraño las oraciones toman una forma apócrifa, códigos ocultos que parecen indescifrables, en el peor de los casos, y mundanos en el mejor. Son sonidos que producen efectos distintos en cada oído. La khutba exige una educación del medio que hace el sonido dentro de nosotros para permitir una escucha binaural y dimensional en el silencio histórico.
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