Materia Audible / Wave #4 ENSAYO Abril 2021

La Imagen Sonica

Lawrence Abu Hamdan

A través de las paredes del apartamento de Boris Johnson en Londres se filtraron los sonidos de un altercado doméstico con su compañera Carrie Symonds. En un comunicado entregado a la policía, su vecino y testigo del incidente dijo:

“Quedó claro que los gritos venían del piso de un vecino. Eran lo suficientemente fuertes e iracundos que me sentí asustado y preocupado por su bienestar. Después de un grito y varios golpes, seguidos de silencio, corrí escaleras arriba y con mi esposa estuvimos de acuerdo en ver cómo estaban nuestros vecinos".

Los defensores de Johnson y los empleados de Rupert Murdoch acusaron a este testigo de ser un "entrometido de cortina", un insulto reservado para los testigos oculares que espían intencionalmente un incidente por una curiosidad injustificada. Sin embargo, el testigo en este caso no es un testigo ocular, sino un testigo auditivo. En lugar de violar la privacidad de otro, el testigo tiene su espacio privado invadido con los incidentes acústicos de los vecinos. En el momento de mayor violencia el testigo y el sospechoso ocuparon un espacio compartido. Estaban juntos en un mismo espacio acústico a pesar de la división de habitaciones que los separaban visualmente. Al pasar de los oídos a sus ojos, la prensa atribuye al testigo una falsa intención de espiar, degradando el valor probatorio de su testimonio. Este es solo un ejemplo de la aplicación errónea de la lógica visual: el espacio visual en lo sónico. Con demasiada frecuencia, especialmente al momento de tratar la evidencia, el sonido se aborda como una imagen, para ser más específico, como una mala imagen. Más que esta transición de sonido a imagen, lo que está en juego es lo inverso. Es decir, usar la imaginación sónica para perturbar la imagen. En lugar de obligar a los sonidos a comportarse según la lógica de la imagen, ¿Cómo puede una imagen comportarse como un sonido? ¿Qué está en juego políticamente al hacer y ver imágenes que se filtran a través y más allá de su marco sensorial y espacial? No es frecuente que me pidan que hable de imágenes y por eso quiero aprovechar esta ocasión para mostrar dos ejemplos de cómo he intentado en mi propio trabajo negociar con la imagen sonora. Al colocar uno de mis trabajos anteriores más conocidos, de 2012, al lado de algo que estoy desarrollando ahora, podremos ver cómo la imagen sonora se hizo necesaria para establecer nuevas formas de hacer afirmaciones y escuchar testimonios antes silenciados.

En el año 2000 había un total de quince muros fronterizos fortificados entre naciones soberanas. Hoy en día, sesenta y tres fronteras dividen con barreras físicas a las naciones en cuatro continentes. Este enorme aumento de la fortificación de las fronteras durante los últimos diecisiete años no solo ha consistido en alambre de púas, cercas y hormigón, sino también en las denominadas estrategias inmateriales y biométricas, incluidos los análisis forenses de las voces de los migrantes. Las autoridades de inmigración de muchas partes del mundo recurrieron al análisis forense del discurso para determinar si los acentos de los solicitantes de asilo se relacionan con sus supuestos orígenes nacionales, para comprobar así si proceden de áreas que se perciben peligrosas como para que puedan o no solicitar asilo legítimamente. Las fronteras fueron intuidas y construidas dentro de la propia voz. Este proceso, denominado “Análisis del lenguaje para la determinación de origen” (LADO en inglés), se implementó por primera vez en 2003. Supuestamente, LADO es utilizado para ayudar a determinar la validez de las solicitudes de asilo hechas por miles de personas que no cuentan con documentos de identidad. Su uso está extendido en Australia, Bélgica, Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Suecia, Noruega, Finlandia, Suiza y Reino Unido.

LADO es conducido por una de las dos empresas privadas lideradas por fonéticos forenses con sede en Suecia: Sprakab y Verified. Los informes LADO se configuran después de analizar el discurso del demandante a través de una entrevista telefónica organizada con un oyente anónimo, contratado por una de estas empresas. Estos "oyentes" son antiguos refugiados, ahora ciudadanos suecos, que proceden de los países o países vecinos de quienes solicitan asilo.

Estas personas tienen la tarea de hacer afirmaciones sobre dónde creen que proviene "realmente" el solicitante de asilo. Estos supuestos, para nada científicos, son reelaborados en informes por lingüistas que refuerzan las afirmaciones con símbolos fonéticos internacionales y una variedad léxica acorde con un informe forense o de uso en tribunales de asilos en todo el mundo occidental.

Un acento no debe entenderse como una manifestación del lugar de origen, sino más bien como una serie de capas de metadatos. El acento es una indicación de la voz como red: una red con nodos en varios lugares, tiempos e identidades. Un acento se forma a través y en comunicación con otros; es relacional, en el sentido de que escuchamos no sólo al sujeto hablante, sino también las huellas de sus interlocutores pasados ​​y presentes. La voz tiene una tendencia a imitar los acentos de aquellos con quienes habla y con quienes se relaciona, de modo que el sonido de un acento es poseído hasta cierto punto por todas las personas con las que se ha entrado en contacto. Cuando el acento se escucha como una red y no como un certificado de nacimiento, lo escuchamos como una biografía de la migración, como una mezcla irregular e itinerante de voces acumuladas por contagio, más que como un sonido de inmediato distinguible que confiesa raíces definidas dentro de los confines de un estado-nación. Tales irregularidades deben proporcionar una prueba de la necesidad de asilo y estabilidad del solicitante. Pero en cambio, los sonidos de la migración vocal, que tienen la cualidad sonora de la irregularidad geográfica, se citan como motivos para rechazar las solicitudes de asilo, ya que LADO promueve un sistema de gobernanza vocal que considera deshonestos a los hablantes con acentos mixtos y múltiples. Sin embargo, en la gobernanza de los acentos, la frontera es una demarcación visual que divide un plano sónico. Y en estas imágenes, estoy tratando de invertir eso, para mostrar que los sonidos no pueden ser fraccionados tan fácilmente por los gobernantes cartográficos y las plumas de los colonizadores. Es a través de esta imagen sonora que propongo estrategias de mapeo de la voz más fieles a la forma en que el medio sangra a través de historias, cuerpos y fronteras. El intento aquí no es solo renderizar la imagen de un sonido, sino más bien crear una imagen que se comporte como el sonido mismo.

© Lawrence Abu Hamdan

El siguiente ejemplo de una "imagen sónica" no tiene nada que ver con el sonido, y es por eso que quiero mostrarlo. Pretendo comprobar si la idea de la imagen sonora en sí misma puede filtrarse más allá de sus propios límites disciplinarios para formar una relación generalizada con la imagen que no esté dedicada a capturar sonidos que se filtran a través de fronteras o paredes. ¿Podría usarse para hacer visibles las distintas formas en que los recuerdos se filtran en el tiempo y las subjetividades?

© Lawrence Abu Hamdan

Bassel es el hijo del primo de mi primo. Tiene más o menos mi edad, pero se cree la reencarnación de Youssef al Jowhary, un niño soldado que murió a los 16 años durante la Guerra Chouf de 1984 en Bhamdoun. Esta es una de las partes más tácitas y sin resolver de la historia de la guerra civil libanesa porque es un momento en el que aldeas que habían coexistido durante un milenio se desgarraron entre sí. La reencarnación de Bassel no es inusual porque nace en una comunidad religiosa que cree en la reencarnación. Esta misma comunidad constituía la mayoría de la milicia del Partido Socialista Progresista por el que Bassel luchó en su pasado. En el contexto de esta presentación sobre la política de la imagen sonora, voy a desvelar una de las muchas líneas de la historia de Bassel, una que se refiere a la búsqueda de su propia imagen.

Los flashbacks de Bassel a una época en la que él mismo no vivió lo han obligado a convertirse en un obsesivo historiador autodidacta, un joven empujado a encontrar rastros de su propia existencia. Ha utilizado su reencarnación para acumular no solo información sobre su propia vida, sino también el archivo más grande de fotografías, armamento, uniformes, banderas e insignias de la Guerra de Chouf y de toda la milicia del Partido Socialista Progresista.

Bassel se ha convertido ahora en un recurso histórico, contiene información vital para cualquiera que desee comprender el registro de un tiempo que ha sido cancelado de la historia.

Bassel comenzó coleccionando carteles de mártires de ese período, con la esperanza de encontrar un archivo correcto de su propia muerte y una imagen de quién solía ser.

A través de un contacto familiar, Bassel se conectó con uno de los principales diseñadores gráficos e impresores de carteles de la milicia. El ahora anciano diseñador permitió a Bassel sumergirse entre sus desordenados archivos. Entre viejas y defectuosas impresiones, banderas y diseños inéditos, finalmente encontró uno en el que aparecía el nombre de Youssef.

El espacio donde aparecería su imagen estaba en blanco. Bassel salió de la casa del diseñador no solo con este cartel, sino con muchos más, además de banderas e insignias que iban a ser descartadas.

Bassel todavía buscaba su propia imagen. Hasta ese momento, había evitado exactamente lo que lo llevaría a ello; sus padres de la vida pasada. Inevitablemente, un día Bassel llamó a la puerta de la casa de la familia Jawhary en Bhamdoun. Su ex hermana abrió. Bassel anunció quién era y quién había sido y rápidamente fue recibido. El anciano sentado en el balcón, Fouad al Jawhary, el padre de Youssef, se levantó para estrecharle la mano. Fouad le dio los uniformes que Youssef usó durante la guerra, incluido el uniforme en el que había muerto y el rifle que había usado. Cuando Bassel preguntó si había una fotografía que pudiera tener, Fouad explicó que la única imagen que tenían de Youssef era una foto desenfocada en blanco y negro tomada cuando tenía seis años, y agregó que Youssef odiaba que le tomaran fotos.

Pensando que tal vez sus ex compañeros de guerra en Aley podrían tener una foto de Youssef, Bassel comenzó a localizar y entrevistar a quienquiera que Youssef hubiera conocido. Así es como accedió y archivó fotografías personales, recopilando recuerdos de muchos excombatientes en todo el Líbano. Inició con las personas que habían luchado o entrenado con Youssef, y luego con quienes habían luchado y entrenado con aquellas, y luego las personas que habían luchado y entrenado con estas y así sucesivamente. Bassel creó una red a través de las montañas de excombatientes y sus familiares.

Ser la reencarnación de Bassel le ha dado acceso a todo esto.

Su reencarnación y su investigación son inseparables. Si un historiador universitario ordinario y de buena fe se presentara en estas casas pidiendo tales documentos, se le diría que no existen.

Pero como camarada caído que regresa, Bassel es tratado de manera diferente.

Entre aquellos que creen en la reencarnación, él, después de algunas explicaciones, es bienvenido para examinar y archivar gran parte de este material.

Bassel se encuentra en una posición única para atravesar un silencio que abarca dos generaciones. Una ha sido silenciada por la necesidad y la responsabilidad de no avivar un pasado sectario en el que luchó, mientras que la otra, mi generación, es silenciada por la ausencia de enseñanza histórica de la guerra. De esta manera, su testimonio, ya sea aprendido o no, ya sea plantado o transmigrado, hace posible un discurso antes imposible.

Bassel todavía no tiene una idea clara de su aspecto en su vida anterior. Sin saberlo, podría contar con una imagen de Youssef en su vasto archivo, pero sin tener idea de cómo era, no puede identificarse. Con el fin de tratar de ver si realmente existe una imagen de este tipo entre la colección de Bassel, me acerqué a la Dra. Caroline Wilkinson en Face Lab, un grupo de investigación de la Universidad John Moores de Liverpool que lleva a cabo investigaciones forenses/arqueológicas, incluido el análisis craneofacial y la síntesis facial. Le pregunté si podía usar la imagen de Youssef cuando era un niño de seis años (así como imágenes de referencia de su hermano y su padre) y reconstruir cómo se vería a los 16 años. Este fue el resultado.

El proceso que usó para crear esta imagen se usa a menudo en casos de personas desaparecidas, particularmente cuando alguien desaparece en su infancia. Me explicó que ha tenido resultados asombrosos. Recientemente, produjo una síntesis facial de una mujer solo a partir de su cráneo. Al hacer pública esta imagen, una vieja vecina identificó esa reconstrucción como alguien a quien había conocido y que había desaparecido muchos años atrás. Así fue como la policía pudo identificar el cuerpo.

La Dra. Wilkinson me explicó que el éxito en tales casos depende de permanecer dentro de un estrecho umbral de reconocimiento, el rostro debe ser lo suficientemente específico para provocar los recuerdos de aquellos que lo hayan visto antes y lo suficientemente genérico como para no exagerar sus características, por temor a desviar a las personas de la pista con la que los identificarían. Se necesita abrir y activar las capacidades interpretativas del espectador. Para hacer esto, las caras también tienen que ser digitales, debe haber suficientes artefactos virtuales, como pixelar intencionalmente el fondo, para poder decir que se trata de una simulación y no de una fotografía real, ya que, si es demasiado realista, la gente no podría interpretar la imagen como una referencia.

Al mismo tiempo, el rostro no se puede renderizar completamente, ya que la Dra. Wilkinson necesita que el público vea este rostro como un humano creíble que solicita su mirada. Para conservar este umbral humano, debe utilizar rasgos faciales reales. Cada una de las características que componen esta imagen está cortada y copiada de archivos antropológicos y bases de datos fotográficas. Para crear las bases de datos, Wilkinson recopila un sinfín de libros de retratos, incluidos títulos como Berbers of Africa, Faces of the ZULU, The Atlas of Beauty: Women of the World in 500 Portraits, Crowns: Portraits of Black Women in Church Hats, The Photographer's Guide to Posing, Techniques to Flatter Everyone, The Moment It Clicks, Tibetan Portraits. De estos libros extrae cejas, arrugas, narices, ojos, bocas, barbillas, vello facial y texturas de piel. Luego, borra intencionalmente la fuente de estas imágenes para que se conviertan en un mar de características extraviadas no identificadas que flotan lejos de las caras a las que originalmente estaban unidas. Ella hace esto para limitar su propio sesgo racial cognitivo y se enfoca solo en la característica distintiva que siente que encajaría mejor con el rostro que está reconstruyendo. También crea esta mezcla masiva para no tener la tentación de usar demasiadas funciones de una sola cara, de otro modo correría el riesgo de recrear el incidente de una investigación del FBI de 2011. Durante la búsqueda de Osama Bin Laden, el FBI dio a conocer al público una imagen de un Bin Laden sintetizado y de aspecto mayor. Pero al hacerlo, utilizaron demasiado el rostro del político español Gaspar Llamazares. Muchos españoles reconocieron a Llamazares en la cara de Bin Laden, lo que obligó al FBI a retractarse de la imagen y disculparse después de que Llamazares se enfureciera. Para Wilkinson, esto se convirtió en una lección para elegir cada función por separado. Para componer el rostro de Youssef, Wilkinson debe mirar a través de su catálogo de rasgos no contabilizados, antes de fijarse en los rostros de ocho personas que constituyen este rostro. Sus ojos fueron elegidos porque, a una edad temprana, ya parecía tener ojos poco profundos en las cuencas, ojos donde sobresalían los párpados. Solo los labios se alteraron significativamente en Photoshop, inflados un poco para que coincida con el desarrollo de los labios de su familia.

Las memorias que se alojan en la mente de Bassel no son producto de la empatía por el trauma sufrido por la generación que lo precedió, pues la empatía sugiere alteridad. No es que pueda sentir el dolor de otro individuo, sino que, a través de la reencarnación, la individualidad misma se ve socavada. Es por eso que este rostro formado por muchos rostros sin nombre no es, para mí, el retrato perfecto de Youssef, sino quizás el retrato perfecto de la nueva categoría de testigos que produce el testimonio reencarnado. Son testigos que se filtran en otros cuerpos, que sangran a través de divisiones generacionales y en potencia sectarias, forzando nuevos caminos hacia la producción de la historia que de otro modo se habrían sellado.

Pero, ¿por qué es esta una imagen sónica? Porque una imagen se comporta como un sonido cuando su verdadero valor se deriva de sus cualidades relacionales más que individuales.

Las condiciones materiales del sonido la convierten en un elemento de prueba difícil, ya que no puede aislarse del espacio en el que resuena. Las ondas sonoras, a diferencia de los fotones de luz, no se mueven por sí mismas a través del medio, sino que provocan un efecto de ondulación que crea movimientos en las moléculas que las rodean; el objeto del sonido no se está moviendo en sí mismo, sino que está causando movimiento. La vibración del sonido es, por tanto, una colaboración entre moléculas de objetos distintos, por lo que analizar el sonido es un desafío a cómo se gestionan convencionalmente las pistas probatorias. El sonido y la imaginación sonora, por tanto, actúan como nuevas propuestas para solicitar evidencia y a su vez para producir y leer imágenes que son continuas con la forma omnidireccional e incontenible en que el sonido se propaga por el espacio de un edificio, la frontera de una nación y a través de la arquitectura de la memoria misma.

Lo que está en juego en la imagen sonora es el fin de las prácticas aislacionistas. El fin de una ideología de monolingüismo y formas binarias de identificación. He tratado de mostrar que al aplicar la lógica de la inseparabilidad acústica en la producción de imágenes, las formas de contrarrestar el testimonio pueden hacerse audibles. Una imagen que se comporta sonoramente puede convertirse en un medio para que surjan verdades, verdades que son imposibles en un mundo en el que nuestra escucha de testimonios todavía se rige por los estrechos límites de la imagen visual.

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