Quiero conocerte por el tacto (Mars quakes) | Una voz en off para Fireflies
Ella Finer & Amy Cutler
Ahora hace frío, septiembre siempre es ambivalente, también es muy luminoso de una manera que parece vigilancia por el tiempo, y estoy escuchando marsquakes cuando envías la película de luciérnagas en la noche. El sonido y la imagen no iban de la mano antes de este momento, pero aquí, en este mes confuso en el que el aire cálido se encuentra con el frío, se han encontrado el uno al otro, y como estoy pensando en cómo nos encontramos, en cómo encontramos compañía a través de correspondencias de todo tipo, porque estoy pensando en el amor, las rocas que chocan contra Marte y las huellas brillantes de las luciérnagas se hacen amigas rápidamente, se ayudan a describirse la una a la otra de formas que sólo ellas pueden distinguir. Se abren y amplían las posibilidades del otro. ¿No es esto amor?
Y no lo hacemos nosotros también, unos con otros, revelando partes de nosotros mismos que no podríamos haber conocido sin que otro nos proporcionara la clave, el encanto, la fe para descubrir cosas desconocidas para nosotros. Puede que intentemos hacerlo con palabras, y que enviemos al otro nuestra imagen en líneas que sabemos que no pueden contener lo suficiente de lo que sentimos, o en líneas que contienen demasiado. O puede que la revelación no se diga, que simplemente ocurra. Una voz en la radio dice que el asombro es una mezcla de inmensidad y acomodación
¿Has visto la luna, difuminada en el cielo?
No vi la luna, pero oí la lluvia.
Me habla de un nuevo aniversario, de la toxicidad irreversible del agua de lluvia. La lluvia que contiene demasiado. Y miro tus luciérnagas y durante tanto tiempo pienso en lo exigentes que son en su empeño de dispararse como flechas al suelo. Hasta que me doy cuenta de que son líneas de lluvia luminosa, que caen como cuentas de luz en la negra bodega de la noche. Tanto la lluvia como las luciérnagas captan la luz, es su movimiento el que las delata. Pero ahora siempre veré la lluvia como luciérnagas que ceden a la gravedad, y las luciérnagas como lluvia errante, como líneas muy vivas. Un truco de la luz, o, lo que yo estaba dispuesto, o queriendo, creer.
Sigo mirando, con el sonido del meteorito estrellándose en marte un impacto en la memoria. Y aquí me gustaría mantener mi pensamiento de respuesta y responsabilidad, juntos, en una respiración, en un latido, para intentar describir algo sobre el amor como respuesta. Tan a menudo tan rápido: Me encanta, el amor enlaza el objeto del afecto, del deseo, del asombro, lo acerca, y entonces ¿cuál es después la responsabilidad del amante para con el objeto? Amo las luciérnagas en la noche, con lluvia. Te lo dije, y escribí, ¿no es extraño cuando amas tanto algo por lo que sientes tienes un interés en ello? Quizá no sea tan extraño, después de todo, preocuparse por algo por lo que tenemos un sentimiento feroz, pero estoy hablando de algo ligeramente diferente. Empecé a hacer una banda sonora para la película como respuesta, atraído por participar en su vida creativa, deseando estar más cerca, atraído por traer los marsquakes a la escena nocturna, pero cuando escuché el audio en bruto que acompañaba al metraje, te oí a ti.
Hay algo muy tierno en escuchar al grabador de campo, al cuerpo en el paisaje documentando su propia búsqueda silenciosa para hacer espacio al objeto de atención. Estamos en juego en la compañía del otro. Y quiero conocerte por el tacto, por el sonido de la lluvia, las luciérnagas, las huellas acústicas de un cuerpo fuera de plano. Un amor, entonces, que sostiene los marsquakes, este sonido que describe los efectos volátiles de entrar en la atmósfera de otro objeto. Un amor, entonces, que sostiene los marsquakes temblando en los bordes.
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