El cielo es como una campana—la luna es su badajo
Xenia Benivolski
[1] "El cielo es como una campana—la luna es su badajo"
“Небо — как колокол,
Месяц — язык,
Мать моя — родина,
Я — большевик.”
Sergei Yesenin, Jordanian Dove, 1918
[2] Georgia today, archived. Junio 14, 2015. Consultado el 22 de agosto, 2021:http://gtarchive.georgiatoday.ge
/news/303/Ilia-II:-Tbilisi-Zoo-Founded-on-Sin
1. La campana y el zoológico
En 2015, una gran inundación devastó Tiblisi, la capital de Georgia, destruyendo muchas partes de la ciudad, incluyendo el zoológico. Asentada en un valle, la ciudad fue testigo de edificios arrastrados por el agua y de muchos animales vagando en las calles. Imágenes alarmantes de leones, tigres y osos luchando por no ahogarse dominaron los noticieros: los hipopótamos tomaron la calle principal y la policía les disparó, los cuerpos de los osos hundidos en el lodo fueron removidos con tractores. Un pingüino africano nadó hasta el borde de Azerbaiyán. Diecisiete personas y más de 600 mil animales murieron debido al desastre y sus consecuencias, incluyendo 30 leones, tigres y lobos que pudieron sobrevivir y aterrorizaron a los residentes durante varios días. Las inundaciones fueron descritas repetidamente en términos bíblicos, una suerte de Arca de Noé fallida. El 14 de junio de 2015, Ilia II, Patriarca Católico de Georgia y varios sacerdotes declararon que “una tragedia terrible ha sucedido. Lluvias e inundaciones fatales. El zoológico ha sido destruido. Los depredadores dejaron sus jaulas y representaron una amenaza para las personas. Cuando el gobierno comunista se estableció en Georgia, comenzó a fundir campanas de iglesias y monasterios con fines de lucro y el zoológico se fundó de esa manera. Como tal, el zoológico en su ubicación actual estaba destinado al fracaso." [2]
Esta investigación invita a contemplar los constructos materiales y espirituales que median entre el ícono religioso y el monumento político. La campana supone una serie de transformaciones: fundición, formación y reformación con aleaciones metálicas para crear un objeto nuevo. La campana es una forma intermediaria que “resuena” una condición presente. El ensayo reúne varios hilos históricos recogidos en Viena, Tiblisi, Ámsterdam y Hamburgo entre 2018 y 2021, y se basa en la noción ortodoxa rusa de las campanas como “íconos de canto”, a través de una revisión del saqueo y fundición de campanas de iglesia durante la primera mitad del siglo XX en Europa, hasta la problemática actual de la guerra material y espiritual global. Utilizando ejemplos de instancias históricas específicas que requirieron transformaciones materiales, sostengo que el espacio sonoro articulado a través de estos momentos geopolíticos se puede encontrar en la epistemología metálica y la tonalidad de las campanas sobrevivientes.
El zoológico de Tiblisi fue fundado en 1927 como un proyecto de infraestructura cívica de la mano de la colonización de Georgia, Armenia y Azerbaiyán por parte de los invasores rusos. Fue el primer y más grande zoológico que se estableció en el Cáucaso tras un intento soviético de diseñar espacios que alentaran el uso "adecuado" del tiempo para el trabajador recién formado. Al ser construido como símbolo de universalidad en una ciudad que estaba gobernada por el ejército rojo, representaba la fauna de la URSS, de modo que allí se enviaban animales de toda la unión. En la década de 1970, el zoo tenía más de mil animales, pero en 1990 la mitad de ellos había perecido. Mal ubicado y torpemente diseñado para el clima local, el zoológico sufrió con frecuencia inundaciones que acabaron con los animales y sus cuidadores. Aunque las fuerzas comunistas lo promocionaban como un obsequio para los habitantes, el zoológico se construyó con fondos obtenidos del saqueo, fundición y venta de varios objetos religiosos de las iglesias de Georgia, en particular las campanas. Esta práctica tuvo sus raíces en la escasez de los metales necesarios para producir armamento de guerra.
Cementerio de campanas en Nürnberg, a la espera de ser transportadas para ser fundidas, en 1942.
Entre 1917 y 1945, toda Europa sufría una serie de conflictos que resultaron en el derretimiento de las campanas de las iglesias, principalmente para producir armas. Sin embargo, “los soviéticos tomaron la destrucción de campanas, como lo harían con otras cosas, con una seriedad mortal. La "gran ruptura" de Stalin de finales de los años veinte tenía el objetivo de transformar totalmente todos los aspectos de la vida. Se implementó una semana laboral escalonada, el concepto de domingos fue abolido. La Iglesia de la Natividad de Moscú se convirtió en un corral para leones de circo, la Catedral de Cristo Salvador en la piscina al aire libre más grande del mundo y las iglesias rurales en talleres colectivos de carpintería o plomería". [3] El ejército soviético también produjo estatuas de Lenin, Stalin y otros monumentos comunistas a partir del metal obtenido de las campanas. Lenin es la figura icónica más reproducida después de Buda y Jesús, sin embargo, las estatuas erigidas durante la ocupación soviética provocaron una reacción incómoda en las naciones profundamente religiosas de Georgia y Armenia, donde muchas personas nunca habían visto un monumento político. Al preguntar al encargado de los archivos de la ciudad de Tiblisi sobre cómo reaccionaban los lugareños ante las nuevas estatuas, me dijo que les rezaban. Después de la guerra, en Letonia, Lituania y Croacia, las efigies de Lenin fueron nuevamente derretidas y cientos de campanas de iglesias fueron reproducidas a partir de los metales.
[3] Bautman, Elif. “The bells: How Harvard helped preserve a Russian legacy”, Onward and upwards with the Arts, abril 27, 2009 Issue, the New Yorker, NY.
[4] Price, Percival. Campanology, Europe 1945-47, uitg. Ann Arbor : University of Michigan Press, 1948, 31
2. La destrucción del otro me formó
Las campanas tradicionales están hechas de bronce, una aleación de 78% de cobre y 22% de estaño. El mayor contenido de estaño aumenta la resonancia y reduce la velocidad del sonido, gracias a una red de cristal molecular que repica sin distorsión. También endurece los metales blandos. Esta aleación contiene mucho más estaño que el bronce utilizado en monumentos y efigies, los cuales poseen mayor porcentaje de cobre. En su extenso manuscrito de investigación de 1947, Campanology, Europe (1945-47), [4] Percival Price expuso la composición de las campanas europeas y encontró que su proporción de cobre a estaño era de 81% a 15%, con zinc y aluminio en la mezcla. Dicha diferencia hace que el metal de la campana sea apto para fundirse y reapropiarse en el armamento y uso monumental. En su estudio, Price compara dos campanas de la misma forma y tamaño, una hecha con esta aleación de bronce y la otra con una combinación de diferentes metales como zinc, estaño y hierro. Esta última al parecer no sonaba bien. Para la mayor parte de la producción de campanas en Europa, un rápido procedimiento de fundición permitía una transformación ágil de los objetos, de una forma a otra, desde campanas hasta monumentos, armas y campanas nuevamente. ¿Se podría argumentar que es precisamente la flexibilidad metálica de las campanas europeas para transformarse en armas o monumentos lo que produce el familiar sonido que las caracteriza? Y si es así, ¿son esas campanas simplemente cañones y monumentos a la espera?
La variación en la composición metálica de la campana a menudo fue determinada por la disponibilidad de los recursos geológicos en diferentes regiones y la importancia cosmológica de los metales mismos, en particular en áreas que producían sus propias campanas, como los pueblos rurales de Rusia. Para los ortodoxos rusos, las campanas representan una historia del suelo local: el "pochva" que enlaza individuos con un sentido biopolítico de pertenencia a una región específica, un concepto adyacente a la idea problemática y fascista de "sangre y suelo". Varias fuentes confirman los paralelismos entre las concepciones rusa y alemana del suelo y la naturalización. En un artículo de 2012, L. M. Erley escribe:
“El filósofo alemán Johann Gottfried Herder produjo un discurso organicista de la nacionalidad que insertó valores simbólicos en la episteme de la historia natural y que tuvo un profundo efecto en el discurso ruso de la nacionalidad. Las teorías primordalistas del nacionalismo cosificaron la esencia nacional mediante una alusión al "suelo" que reivindica la sustancia material como el medio de diferenciación e identidad nacionales. Tales teorías del primordialismo nacional transfirieron los fenómenos sociales y culturales a un dominio conceptual orgánico, creando la compleja metáfora de que las naciones 'crecen' a partir del 'suelo nativo'” [5]
[5] Erley, L. M.. Reclaiming Native Soil: Cultural Mythologies of Soil in Russia and Its Eastern Borderlands from the 1840s to the 1930s. UC Berkeley, 2012, 2
[6] Bakhtin, M. (1981). "Forms of time and of the chronotope in the novel". In The Dialogic Imagination. Austin: Univ. Texas Press. pp. 84–258.
[7] Epstein, Mikhail , “Russo- Soviet Topoi,” in The Landscape of Stalinism; The Art and Ideology of Soviet Space,eds. Evgeny Dobrenko and Eric Naiman (Seattle; London: University of Washington Press, 2003), 277
[8] Marx, Karl ,Capital: A Critique of Political Economy, ed. Friedrich Engels, New York: International Publishers, 1967, 3:710-737
[9] Elif Bautman writes that the “Russian bell is not a musical instrument but, as Father Roman puts it, “an icon of the voice of God.” A Russian bell, he said, must sound rich, deep, sonorous, and clear, for how can the voice of God be otherwise? It must be loud, because God is omnipotent. Above all, Russian bells must never be tuned to either a major or a minor chord. “The voice of a bell is understood as just that,” he said. “Not a note, not a chord, but a voice.”
[10] Price, 12
[11] Thorne, Stephen J. The seizing of Europe’s Bells, Legion Magazine, November 21, 2018. Accessed august 22, 2021. https://legionmagazine.com/en/2018/
11/the-seizing-of-europes-bells/
[12] Price, 60
El teórico literario ruso Mijaíl Bajtín acuñó el término "cronotopo" en 1937 como una forma de establecer un canal a través del cual el significado ingresa a la logosfera. Su argumento consistía en que los diversos géneros literarios utilizan diferentes configuraciones de tiempo y espacio, lo cual permite establecer narrativas particulares. [6] Siguiendo la lógica de Bajtín en la literatura rusa, "uno descubre un patrón lingüístico curioso: los cronos son absorbidos constantemente por los topos". [7] El papel de Topos en Utopía se ve socavado e interrumpido constantemente por la presencia de unidades de tiempo. Aparentemente, el suelo es la base de toda la producción humana y el desarrollo del trabajo organizado. Marx conecta la composición del suelo al potencial productivo y económico de la sociedad que lo cultiva: “No es la mera fertilidad del suelo, sino la diferenciación del suelo, la variedad de sus productos naturales, los cambios de estaciones, lo que forma la base física de la división social del trabajo y que, mediante cambios en el entorno natural, estimulan al hombre a multiplicar sus necesidades, sus capacidades, sus medios y modos de trabajo”. [8] La campana rusa, derribada, se convierte en un custodio del suelo, un guardián de la composición sagrada de minerales que define y hace sonar la identidad biológica de sus fieles. En la tradición rusa, las campanas no se pueden afinar, representan la voz de dios,[9] ese dios que formó el polvo de hierro cósmico que mantiene nuestra sangre tan roja como la estrella nacional a través de la tierra y sus habitantes. Las campanas rusas no se balancean, el sonido se produce al tocar el badajo de la campana, la "lengua". En ruso, la palabra para lengua e idioma es la misma. La voz que no le sonaba bien a Price podría estar hablando en nombre de la región donde se produjo.
Poco antes de 1939, los Países Bajos designaron al Dr. W. Van Der Elst de Utrecht para seleccionar las campanas más valiosas que se usarían para este destino. "Debía indicarse marcando la letra M (Monumento) en cada campana". En los campanarios se colocaron carteles en cuatro idiomas (inglés, alemán, francés y holandés) que declaraban aquellas campanas como "monumentos internacionalizados, inviolables en la guerra". [10] Las campanas se enviaron a diferentes lugares, cruzando las fronteras de toda Europa hasta los "cementerios de campanas". El 22 de julio de 1917, el diácono Karl Munzinger en Colonia, mientras lamentaba la pérdida de su carillón, dijo en un sermón: “Hablarán un idioma diferente en el futuro... ellas, que predicaban la paz y curaban los corazones heridos, destrozarán cuerpos en horribles asesinatos y heridas abiertas que nunca sanarán". [11] Un resumen de las inscripciones recopiladas por Price en varios cementerios de campanas después de la Segunda Guerra Mundial revela divertidas dedicatorias que van desde el funcional MORTUOS FLANG (Lloro por los muertos), VIVOS VOCO (llamo a los vivos) y FULGURA FRANGE (golpeo el rayo), al menos omnipresente VNIVS CORRVPTIO EST MEA AEDIFICATIO [12] - "la destrucción de otro me formó" - un juego de palabras que significa "la desintegración de una cosa es mi edificación” refiriéndose a que la campana está hecha de otra cosa.
El traslado del "Pummerin" a San Esteban el 5 de noviembre de 1711, en la Bischoffgasse (hoy Rotenturmstrasse). Dibujo de Ehrenberg, Colecciones de la Ciudad de Viena: Informes y comunicaciones del Altertums-Verein zu Wien. Volumen XIII, Karl Gronemeyr, Viena 1873, pp. 1-9
Si bien muchas campanas occidentales fueron utilizadas para fabricar armas, algunas se originaron a partir de armas. Un ejemplo es la campana Pummerin ("Boomer") que cuelga en la catedral de San Esteban en Viena, famosa por su tamaño y volumen, y el papel que jugó en los últimos días de Beethoven: el rumor cuenta que el compositor vivía cerca de la Catedral y se dio cuenta de la totalidad de su sordera cuando vio una bandada de pájaros salir volando de la torre. En ese momento se dio cuenta de que los animales escapaban de un sonido que ya no podía escuchar. Se fundió en 1705 usando 208 de los 300 cañones capturados durante una batalla entre el Sacro Imperio Romano Germánico y el Imperio Otomano en la Viena de 1683. La batalla fue la primera gran derrota del Imperio Otomano y el comienzo de su declive histórico. La campana sería creada para conmemorar ese momento. Pummerin sonó por última vez en 1937 cuando un incendio devastó la iglesia y la hizo estrellarse contra el suelo. Su sucesora se fabricó con su metal y el resto de los cañones turcos que se adquirieron en el Museo Militar de Viena. En todo el Imperio Otomano el toque de campanas estaba prohibido, pero las campanas todavía se reconocían como botín simbólico. Samson Young, en su charla de 2017 en el Instituto de Arte de Chicago, describe la campana de una iglesia española que fue capturada y reubicada en Fez, Marruecos en 1333, durante la segunda inquisición islámica de Europa. El badajo de la campana fue extraído y utilizado en una lámpara colgada en la mezquita local. La campana había sido silenciada. [13]
[13] Young, Samson, artist talk: For whom the bells toll, Art Institute of Chicago, Abril 6, 2016
[14] Bautman continúa: “Mientras que las campanas de Europa occidental se afinan en un torno para producir acordes mayores y menores, una campana rusa es apreciada por su voz individual, sin afinar, producida por una superposición de numerosas frecuencias parciales, relaciones aproximadas con los tradicionales tonos, una característica que dio a los performances de Lowell Klappermeister el efecto desnaturalizado de la música que se reproduce en un teléfono. Mientras que las campanas de Europa occidental tocan melodías, el repique de las campanas rusas consiste en sonidos rítmicos en capas".
3. La torre
Normalmente una campana suena en la escala diatónica. En las primeras campanas europeas y rusas, sin embargo, el tono y el matiz de cada instrumento era un producto de la destreza del fundidor y los materiales disponibles. La voz de Pummerin, que solo se puede escuchar en ocasiones especiales, comienza con un sonido claro y continúa a través de una resonancia en evolución que articula el movimiento del aire a través de la cúpula mientras la campana se balancea. El cobre canta y el sonido se vuelve más profundo con el movimiento, similar a un cuenco gigante. A medida que las ondas de zumbidos envuelven la torre y cobran vida propia, los golpes se vuelven de alguna manera estañados y huecos. Se siente como si la campana se balanceara en silencio mientras es el sonido a su alrededor el que se activa. Finalmente, después de unos momentos, las ondas chocan creando un zumbido metálico inigualable, generado por la acústica de la torre y la plaza. En ese instante, se siente como si los diferentes metales que componen la campana resonaran juntos pero separados. Luego se unen otras más pequeñas, con sus brillantes sonidos aplaudiendo a través del recóndito barítono que se desvanece. La campana ejerce una fuerza masiva cuando se balancea, sus fuerzas máximas verticales y horizontales equivalen a cuatro y dos veces su peso, respectivamente. Como tal, algunas campanas requieren una estructura masiva para mantener la integridad de su balanceo. Hay testimonios de torres que se mecen durante el repique. La estructura que sostiene la campana es a menudo el cuerpo de la iglesia. El complejo parroquial y todos los accesorios arquitectónicos apoyan y estabilizan esa oscilación.
Instrumento de misiones colonizadoras, la campana de la iglesia ha estado al timón de la trinidad institucional para inculcar un conjunto de prioridades europeas bajo la apariencia de buena voluntad: el hospital que destruye los sistemas holísticos, la escuela que derriba los sistemas de pensamiento indígenas, y la iglesia que rompe las creencias espirituales locales, todos atendidos por monjas. En la parte superior de la iglesia está el campanario, a cargo de anunciar la hora de trabajo y de volver a casa, una espora arquitectónica de la colonia en expansión. La campana, al inscribir valores cristianos en el tiempo mismo, produce trabajo, y el trabajo es el resultado de la reeducación ofrecida por las tres instituciones. Una base sólida permite campanas más grandes, balanceándose más fuerte y resonando más lejos.
[15] Thompson, E. P. “TIME, WORK-DISCIPLINE, AND INDUSTRIAL CAPITALISM”, Past & Present, Volume 38, Issue 1, Diciembre 1967, páginas 56–97: 61
Irónicamente, se especula que el paso de los tiempos de trabajo originales al ritmo eclesiástico predeterminado se originó en los propios trabajadores. Al trabajar desde el amanecer hasta el anochecer, los trabajadores, acostumbrados al repique de las campanas de la iglesia a intervalos regulares, notaron que sus días de verano contenían más campanadas y, por lo tanto, tiempos de trabajo más largos. Por eso, exigieron que la campana de la iglesia y no el sol determinara su jornada laboral. Esto eventualmente funcionó en su contra, ya que sus empleadores insistieron en un valor de producción para alinearse con el repique de las campanas de la iglesia, en oposición a la viabilidad natural del campo de producción y la inclinación marxista a dejar el suelo a cargo. El repique predeterminado de las campanas se convirtió en una forma de controlar y devaluar el trabajo. Las unidades de tiempo abstractas anunciadas por la campana parecían ser objetivas. Es decir, no parecían ser impuestas por alguien en particular, pero sí aplicadas a cualquiera en general. Sin embargo, “quienes están empleados experimentan una distinción entre el tiempo de su empleador y su tiempo "propio". Y el empleador debe usar el tiempo de su trabajo y asegurarse de que nada se desperdicie, no la tarea, sino el valor del tiempo cuando se reduce a dinero”. [15] La apariencia objetiva de una unidad de tiempo abstracta hizo poco por ocultar el hecho de que el trabajo estaba finalmente regulado en interés de la burguesía.
El toque de la campana, escena final de Andrei Rublev, Tarkovsky, Andrei, 1966
La película de Tarkovsky de 1966 "Andrey Rublev", coescrito con Andrei Konchalovsky, describe una ciudad rusa feudal, poblada por paganos, creyentes y otras figuras arquetípicas, a quienes se les ha ordenado construir una campana de iglesia para complacer al duque y al embajador de Italia. Dado que el fabricante de campanas está muerto, la tarea es confiada a su hijo menor. Un minucioso proceso de trabajo metalúrgico se lleva a cabo mientras la ciudad se deja llevar por la tarea de producir la campana. En el proceso, el protagonista es literalmente izado junto con el instrumento a la torre. Los enormes esfuerzos se ven recompensados con un sonido perfecto, acompañado de tomas panorámicas del árido paisaje pastoril donde se escucha el repique a kilómetros de distancia. De pronto, el fabricante se derrumba en sollozos y confiesa que su padre nunca le dijo el secreto de la Campana. Dicho secreto es el uso de la Campana para regular el trabajo. Ha comprendido que a partir de ese día sus vidas estarán regidas por el sonido.
El desprecio soviético por la religión está bien documentado. Al derribar las campanas en las naciones que colonizó, el ejército rojo apuntaba a un objetivo esencial: la campana de la iglesia como timbre y determinante de las condiciones laborales impuestas por la iglesia y la burguesía, un instrumento que corrompió las relaciones esenciales de las personas con la tierra sagrada, e interrumpió la alineación cósmica y material con sus metales y minerales, convirtiéndolas en estatuas políticas que luego se transformaron en nuevos íconos. Cada camino que elijas recorrer a través de la sinuosa historia de la campana, el cañón y el monumento, te lleva de regreso a las puertas del zoológico de Tbilisi: para adentrarte en la historia del capital y sus muchas encarnaciones; animales exóticos cubiertos de barro, los trabajadores tratando de limpiar el desorden, el fracaso masivo del empirismo soviético. Etimológicamente, la palabra germánica para Campana - Glocke, o Klok está ligada a la palabra Clock (Reloj) a través de una referencia compartida a la Clocca latina y la Cloche francesa, o manto, una prenda encubierta que se asemeja a la forma de la campana. La campana esconde una matriz de tiempo, espacio y trabajo en su composición mineral. Las campanas se consideran símbolos de paz y libertad, pero ¿para quién? Al disimular el poderoso zumbido que contiene, la campana registra unidades de tiempo ideadas por materiales y sociedades que se organizan en torno a la violencia del trabajo forzoso, con la disposición y la disponibilidad para transformarse instantáneamente en instrumentos de guerra.
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